jueves, 13 de marzo de 2014

Fukushima, La desgracia del olvido

El martes día 11, en Japón se guardo un minuto de silencio. Un minuto de silencio por tres años  de sufrimiento, cuando se necesitaran siglos para que el fuego de las llagas nucleares se calme en Fukushima.
Seamos realistas, en esta parte del mundo no nos acordaríamos de la terrible catástrofe del 11 de marzo de 2011, si el tsunami mortal no tocase la central nuclear.
Pensemos en los 20 000 muertos y desaparecidos tragados por la ola gigantesca, pero no olvidemos a las más de 270 000 personas que siguen sin poder regresar a la zona siniestrada y a partir de ahora, la angustia de los muertos futuros y los primeros canceres, sobretodo en jóvenes.
La tarea que espera a Japón es enorme. El desmantelamiento de la central nuclear, una operación de alto riesgo, podría durar cerca de cincuenta años.
Las centenas de miles de toneladas de agua, indispensable para refrigerar los reactores, poco a poco se infiltran en la napa freática con un resultado aterrador: el volumen de agua radioactiva no deja de aumentar! Al final no quedará otra opción que evacuarla de forma “controlada” hacia el mar, dicen, sin sonrojo, los ingenieros…
El terremoto y el tsunami mataron de forma fulgurante, el accidente nuclear es más perverso, siembra la muerte sin que se puedan medir las consecuencias de ese accidente atómico.
Fukushima tuvo un efecto benéfico, el de haber despertado las conciencias ante el peligro incontrolado de la energía atómica que actualmente, se puede sustituir por otras menos peligrosas y menos caras.
Hoy el olvido amenaza. Francia prometió cerrar Fessenheim en 2016 pero la prolongará, para compensar, la vida de otros reactores. China, Turquía o Gran Bretaña continúan confiando en el  uranio. Japón, que lleva funcionando meses sin ninguna energía atómica, espera retomar la explotación de los reactores juzgados seguros.
Fukushima puede llorar, llorar por no haber servido de nada…


También pueden ver la entrada:
Las mariposas mutantes de Fukushima, en: http://raulcortes.blogspot.com.es/2012/08/mariposas-mutantes-en-fukushima.html



martes, 11 de marzo de 2014

Una guerra con las armas del hambre y las violaciones sin fin

 
El 15 de marzo la guerra de Siria entra en su cuarto año. En esta fecha, imitando a sus vecinos de la primavera árabe, comenzaban las manifestaciones masivas de los sirios para pedir más democrácia.
Al día siguiente empezaba la feroz represión del régimen de Bachar Al-Assad contra su pueblo, ese día en Deraa caían las cuatro primeras víctimas abatidas por las balas de los antidisturbios.
Tres años más tarde el balance es trágico: 140.000 muertos, de los cuales más de 10.000 niños menores de 16 años, 6 millones de desplazados en Siria, tres en el extranjero y un país en ruinas.
La violencia continua ante la casi indiferencia total, la misma ONU dejó de contabilizar las víctimas. El fracaso de la conferencia de Ginebra en febrero, deja las noticias sobre la guerra de Siria, en el mejor de los casos, como noticas breves de fin de telediarios.
¡Atroz indiferencia para una guerra atroz!
La impotencia frente a esta guerra atroz es tal que se borra de las pantallas y las conciencias. La vida en el mundo continua, un conflicto empuja a otro, un drama se añade al precedente. En este momento toda la atención del mundo está puesta en Ucrania y Rusia. Bachar Al-Assad puede continuar matando su propia población, los jihadistas que se infiltraron en el caos de la guerra pueden sembrar el terror, el mundo ya dejó de mirar en esa dirección. ¡Atroz indiferencia para una guerra atroz!
Gritos de alarma tratan de sacar al mundo de su torpor. El programa alimentario mundial (PAM) reclamaba fondos, necesita 40 millones de dólares por semana para llevar un poco de alimentos a la población asediada y hambrienta a las zonas parcialmente accesibles. Amnistía Internacional denunció el “hambre como arma de guerra” utilizada por el régimen sirio contra los refugiados de Yarmouk cerca de Damasco, mayoritariamente Palestinos desde hace unos 40 años.
A las denuncias de PAM y de Amnistía, que describen la crueldad de la guerra, añadimos testimonios de violaciones, también una arma de guerra terrorífica! Y pensar que esta guerra de bombas, de hambre y violaciones podría durar años es inaceptable en un mundo, parece ser, civilizado.
Patio de la Mezquita de los Omeyas en Damasco