Sarkozy, presidente francés
y candidato a su propia sucesión, hizo de Europa un tema para su campaña por
puro populismo y esto
es desolador.
Europa es, en este momento, la
última preocupación de los franceses, que están más pendientes de la economía y
el empleo. Sarkozy no olvidó que en 2005, los franceses rechazaron el
proyecto de constitución europea.
Es en este vivero de votos
del no a Europa que quiere pescar Sarkozy, en el que también pesca el Frente
Nacional
El candidato-presidente,
sacó la artillería pesada para disparar a Europa en un meeting, y eso es
totalmente irresponsable.
Nicolas Sarkozy vive en
total contradicción, tirando sobre una Europa, de la cual se presenta como uno
de los principales baluartes y a la que amenaza con salir de los acuerdos de
Shengen e instaurar el proteccionismo sobre los mercados públicos, sin ningún sentido de la historia.
Para parar las derivas de la
mundialización, piensa en regresar al estado nación. Un reflejo dictado por imperativos
del momento, pero contrario a la vía seguida desde 1950 por los artífices de
la creación de la Comunidad
europea, para evitar el regreso a los nacionalismos que habían conducido al
continente al infierno de la guerra.
El nacionalismo no es una
respuesta a los desafíos actuales. Si Europa tiene problemas no es porque hay
demasiada Europa, sino porque no hay suficiente.