¿Rompiendo el termómetro se elimina la fiebre?. También cabría saber si el termómetro funciona correctamente.
Esta misma pregunta podríamos hacerla a cerca de las agencias de calificación, que campean en los mercados y se instalan en el corazón de las decisiones políticas.
Esas agencias no acertaron siempre, en demasiadas ocasiones se equivocaron estrepitosa y peligrosamente.
Unos días antes de la caída de los mercados, debido al desastre de las subprimes en los EEUU, las agencias nos aseguraban que esos títulos podridos, eran absolutamente seguros.
Tanpoco vieron venir la quiebra de Lehman Brothers, lo mismo pasó con el corralito en Argentina unos años antes.
Parece que ahora quieren enmendarse pegando pronto y fuerte a los Estados, demasiado endeudados, sin dejarles respirar entre nota y nota.
Así, Estandar & Poor`s, el 13 de enero apuntó y disparó a 17 países europeos.
Los mercados dudan de la capacidad de los Europeos para reducir su tren de vida y relanzar, al mismo tiempo, la economía.
Las malas notas traducen, sin duda, la realidad de la mala salud financiera y económica de esos estados demasiado endeudados.
A pesar de eso hemos de interrogarnos sobre el comportamiento de las agencias de calificación.
Que den la alarma, es una cosa. Que practiquen un acoso… Añaden una crisis a la crisis, al no darle, a los países en dificultad, tiempo para levantarse.
Bajar la nota, a un país en dificultad, equivale a aumentar su esfuerzo económico para poder financiarse. Los estados muy endeudados no pueden corregir sus finanzas en unos meses, necesitan tiempo, algo que las agencias no les conceden.
Apenas adoptan un plan de austeridad, sin tiempo para sacar la cabeza del agua, las agencias los vuelven a hundir.
Este comportamiento de las agencias, no hace más que agravar la situación de estos países, obligándolos a adoptar nuevos planes de austeridad que deterioran un poco más sus ingresos fiscales. Es la serpiente que se muerde la cola
Esto no es todo. La gente responsabiliza de la debacle a los gobiernos de turno y el comportamiento de las agencias de calificación contribuye a desacreditarlos sin reforzar la credibilidad del principal partido de la oposición que, de todas formas no lo haría mejor.
Las agencias contribuyen, así, a fomentar los extremistas.
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