El
presidente francés François Hollande sabe lo que quiere
y a donde quiere llevar el país. Unas veces se presenta como
el campeón del dialogo social, otras toma medidas respetando
sus promesas electorales o en función de las necesidades del
país.
Aparece
a la vez como un ideologo nadando en aguas conocidas y como un
pragmático capaz de adaptarse a las exigencias del momento.
El
dialogo social le salio bien, la prueba el acuerdo obtenido
recientemente entre la patronal francesa y la mayoría de los
sindicatos.
Este acuerdo estuvo eclipsado por una actualidad
caliente, con la intervención en Mali y la manifestación
contra el matrimonio gay en París.
El acuerdo se puede
considerar como histórico en un país en el que la
confrontación y la huelga ganan generalmente la partida a la negociación
colectiva.
El
método Hollande funciona y establece otra forma de
gobernar: el dialogo entre los actores sociales y el compromiso
social. En Francia es un cambio muy importante.
Su
pragmatismo, el presidente francés lo demostró en el
conflicto de Mali. Frente a un cambio en el terreno de la guerra con
el peligroso avance de los islamistas, François Hollande
reacciono con la celeridad que exigían los acontecimientos.
Sabe adaptarse.
Con
sus promesas electorales, Hollande es inflexible, pase lo que pase
hará lo que prometió. Dijo que subiría los
impuestos a los ricos y lo hizo. Prometió el matrimonio a las
personas del mismo sexo y lo hará a pesar de que esta medida
lleve a miles de manifestantes a las calles de París.
El
inquilino del Elyseo se siente legitimado en sus decisiones puesto
que fue, sobre su programa, que los franceses lo eligieron, cosa muy
diferente es lo que pasa en España con el gobierno de Rajoy.
Una estafa y un engaño masivo a los españoles...
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