Es un enorme escándalo! Nadie es tan ingenuo como para ignorar los
montajes jurídicos operados por las grandes empresas internacionales.
La investigación realizada por un grupo de periodistas
internacionales, no pone a descubierto solo el eje de evasión fiscal que es
Luxemburgo, también las grietas de la reglamentación internacional en materia
de imposición fiscal de las empresas.
Legalmente y moralmente, cada uno debe pagar sus impuestos
allí dónde gana su dinero. Eso es válido para las personas y debería serlo
también para las empresas!
Para las personas, el intercambio automático de
información pondrá fin al secreto bancario y terminará con la evasión y el
fraude fiscal.
Para las empresas, nada de eso. La práctica es la
optimización fiscal, es decir, encontrar los mejores medios para no pagar
impuestos o lo menos posible.
El campeón de esta actividad es Ikea, número uno del
mueble desmontado. No sorprende que su patrón sea uno de los hombres más ricos
del mundo. No es el único, los resultados de la investigación dan una lista de
más de 300 empresas que se benefician de las ventajas luxemburguesas, de las
cuales, 67 son suizas y esto no es un chiste. Suiza, presionada de todas partes
por sus ventajas fiscales “ventajosas para las multinacionales”, es también víctima
del sistema.
El descubrimiento de estas prácticas escandalosas debería llevar a su
prohibición a nivel internacional. No será simple, los gobernantes siempre
ceden ante la potencia financiera de las multinacionales. Tampoco se puede
contar con Luxemburgo puesto que quiere inscribir en sus leyes la práctica denunciada.
El nuevo presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker, antiguo
ministro luxemburgués, no es el más indicado para hacer de policía vigilando
prácticas que el mismo encubrió. Junker, dejó en este asunto su credibilidad. Lo
más normal, coherente y ético sería que presentase su dimisión.
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