¿La final de la copa del mundo de 2022 en Navidad o en Año Nuevo? Aun no
estamos pero vamos directo a ello.
Las
declaraciones, oficialmente prematuras, hechas por el secretario general,
Jérôme Valcke, son significativas del profundo malestar en el que se encuentra
la Federación Internacional de Futbol (FIFA).
Quedan ocho
años para disputar un torneo de nivel mundial, condenado a ser disputado en una
cabina de sauna o en invierno, la estación del año en el que el calor es más
soportable.
Seamos serios,
en Qatar 11586 km2 siempre hizo
mucho, mucho calor. Demasiado calor para jugar al futbol en verano. ¿Que mosca
pudo picar a la toda poderosa FIFA el 2 de diciembre de 2010, para atribuir
sin pestañear, la organización de la Copa del Mundo al pequeño emirato de la
península arábiga?
¿Fue la garantía dada por los organizadores qatarís de construir
gigantescos estadios climatizados, donde la temperatura se mantendría entre 26
y 28 grados? ¡Tal vez! ¿Tomaría la FIFA la decisión mirando el aspecto 100%
ecológico? Es una broma.
La atribución
del Mundial de futbol 2022 a Qatar (poco más grande que Asturias), que no posee
ninguna cultura futbolística, pero que inyecta cada día más petrodólares en el
futbol business, se inscribe en esa lógica cada día más mercantil seguida por
las grandes organizaciones deportivas internacionales, que hacen negocio allí
donde el dinero brota como agua de una fuente o donde los nuevos mercados son
importantes.
Toda lógica
tiene sus límites y la FIFA, peor para ella, lo está aprendiendo a su costa. En
la naturaleza, las condiciones climáticas imponen sus condiciones de juego…
¿Un mundial en diciembre? Ya empieza a notarse el enfado de los sponsors
y de algunos medios de comunicación, de las federaciones nacionales e
internacionales, frente a un calendario difícil de gestionar.
Atribuir el
Mundial 2022 a Qatar fue una idea loca, pero el dinero ciega…
No hay comentarios:
Publicar un comentario