El 15 de marzo la guerra de Siria entra en su cuarto
año. En esta fecha, imitando a sus vecinos de la primavera árabe, comenzaban
las manifestaciones masivas de los sirios para pedir más democrácia.
Al día siguiente empezaba la feroz represión del
régimen de Bachar Al-Assad contra su pueblo, ese día en Deraa caían las cuatro
primeras víctimas abatidas por las balas de los antidisturbios.
Tres años más tarde el balance es trágico: 140.000
muertos, de los cuales más de 10.000 niños menores de 16 años, 6 millones de
desplazados en Siria, tres en el extranjero y un país en ruinas.
La violencia continua ante la casi indiferencia total,
la misma ONU dejó de contabilizar las víctimas. El fracaso de la conferencia de
Ginebra en febrero, deja las noticias sobre la guerra de Siria, en el mejor de
los casos, como noticas breves de fin de telediarios.
¡Atroz
indiferencia para una guerra atroz!
La impotencia frente a esta guerra atroz es tal que
se borra de las pantallas y las conciencias. La vida en el mundo continua, un
conflicto empuja a otro, un drama se añade al precedente. En este momento toda
la atención del mundo está puesta en Ucrania y Rusia. Bachar Al-Assad puede
continuar matando su propia población, los jihadistas que se infiltraron en el
caos de la guerra pueden sembrar el terror, el mundo ya dejó de mirar en esa
dirección. ¡Atroz indiferencia para una guerra atroz!
Gritos de alarma tratan de sacar al mundo de su
torpor. El programa alimentario mundial (PAM) reclamaba fondos, necesita 40
millones de dólares por semana para llevar un poco de alimentos a la población
asediada y hambrienta a las zonas parcialmente accesibles. Amnistía
Internacional denunció el “hambre como arma de guerra” utilizada por el régimen
sirio contra los refugiados de Yarmouk cerca de Damasco, mayoritariamente
Palestinos desde hace unos 40 años.
A las denuncias de PAM y de Amnistía, que describen
la crueldad de la guerra, añadimos testimonios de violaciones, también una arma
de guerra terrorífica! Y pensar que esta guerra de bombas, de hambre y
violaciones podría durar años es inaceptable en un mundo, parece ser,
civilizado.
Patio de la Mezquita de los Omeyas en Damasco
No hay comentarios:
Publicar un comentario