Suiza sale noqueada de la votación del 9 de febrero por solo 19.516 votos y una pregunta atormenta las mentes: como salir del atolladero en el que la mayoría alemana y suizo italiana los precipitó.
Mientras el Gobierno suizo, que combatió la iniciativa de la UDC, tomaba nota de la decisión del pueblo, la Comisión europea declaraba que examinaría la nueva situación de las relaciones bilaterales.
El presidente
de la Confederación recordó que el sistema helvético se funda sobre el hecho de
que el pueblo puede decidir lo que quiere.
Batidos en las urnas,
el Gobierno Federal y los partidos que
combatieron la iniciativa PS y PDC, quieren actuar con
rapidez en materia de inmigración e iniciar lo antes
posible las negociaciones con la UE.
¿Cómo conciliar lo inconciliable, la libre circulación de las personas y
el sistema de las cuotas? ¿Qué consecuencias para su economía y su prosperidad?
¿Qué consecuencias también para los extranjeros y particularmente los fronterizos que cruzan a
diario la frontera para trabajar en Suiza, a los que ese voto inquieta? ¿Qué
consecuencia para las empresas y hospitales que los emplean si el acceso a la
mano de obra se reduce?
La UDC (Unión
Democrática de Centro), (un nombre moderado para un partido extremista),
ganó pero ahora deja al país arreglárselas con el miedo que sembró.
Si ese voto
solo fuera dar una señal en el buen momento no sería grave, pero es mucho más
que eso. El texto aprobado el domingo es claro. Obliga a Suiza a renunciar a la
libre circulación de las personas, principio fundador de la construcción
europea y clave en los acuerdos bilaterales. A cambio de la libre circulación
de las personas, las empresas suizas tienen acceso al mercado europeo.
Se pueden dar
todas las vueltas que se quiera, la realidad es la que nació de esa votación y
el problema está creado.
En Berna, el
Consejo federal evita añadir miedo a la inquietud. Ahora tienen que renegociar
los acuerdos con la Unión Europea. ¿Cómo y qué? De momento nadie sabe nada!
Probablemente Berna
anunciará la decisión de ofrecer un contingente suficientemente elevado, para
en la práctica, respectar la libre circulación sin decirlo. Un truco semántico
que no respetaría el espiritu de la iniciativa de la UDC, pero no contradice los
términos.
La UE también
está conmocionada por el voto suizo y la derecha nacionalista y anti europea
saluda con los brazos abiertos a los suizos que desafían a Bruselas.
A tres meses de
las elecciones europeas, los partidos nacionalistas europeos y Marie Le Pen
exultan. Laurent Fabius y el resto de ministros de asuntos exteriores ya lo
dijeron muy claramente: la libre circulación de las personas es innegociable.
La fractura
interna Suiza observada el domingo pasado, entre la parte francesa y alemana,
la citadina y la rural, muestra otra fractura entre Suiza y Europa. Ahora
esperemos que esas dos fracturas se reduzcan lo antes posible. El tiempo es oro
y costará caro.
Lo que no podemos es juzgar desde el punto de vista moral la actitud de los suizos, mientras los emigrantes africanos mueren por centenas a las fronteras del sur de Europa. ¿Que es peor una decisión democrática, tomada por los ciudadanos, aun siendo por una mayoría pírrica, o vallas con cuchillas?
Lo que no podemos es juzgar desde el punto de vista moral la actitud de los suizos, mientras los emigrantes africanos mueren por centenas a las fronteras del sur de Europa. ¿Que es peor una decisión democrática, tomada por los ciudadanos, aun siendo por una mayoría pírrica, o vallas con cuchillas?
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