domingo, 24 de enero de 2016

La corrupción: un obstáculo para el estado de bienestar


Esta es la España que cayó de bruces y nos frotamos los ojos para persuadirnos que la obra puesta en escena en la piel de toro no es una ficción.

Las mismísimas instituciones del estado tocadas por la corrupción. La Infanta en el banquillo de acusados, Palma Arena, Brugal, Púnica, Gürtel, tarjetas black, R. Rato, vicepresidente del Gobierno de Aznar y presidente del FMI en el banquillo de los acusados, Aquamed que hace dimitir al número tres de la vicepresidenta del Gobierno, y el mismísimo partido del gobierno PP, inculpado por destruir pruebas de corrupción.

Para coronar la obra unas elecciones que no permiten gobernar a ningún partido y con un presidente en funciones que renuncia, por razones tácticas, a formar gobierno!

Es inadmisible que una minoría adinerada emplee todos los medios para no pagar lo que debe, incluso violando la ley…

La corrupción es un obstáculo importante para el desarrollo, enriquece a un pequeño número de personas al mismo tiempo que empobrece la sociedad, a la economía y al Estado.

Es una lacra que socava los fundamentos del estado de derecho y los fundamentos mismos de la democracia, conduce a un mal uso de los fondos públicos, distorsiona la competencia y afecta al comercio y la inversión. Esa es la razón por la cual, la corrupción está ampliamente reconocida como un serio problema por La Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción (CNUCC), cuya entrada en vigor tuvo lugar el 14 de diciembre de 2001, es la convención más completa y de mayor autoridad contra la corrupción.

 “La corrupción es una plaga insidiosa que tiene un amplio espectro de consecuencias corrosivas para la sociedad. Socava la democracia y el estado de derecho, da pie a violaciones de los derechos humanos, distorsiona los mercados, menoscaba la calidad de vida y permite el florecimiento de la delincuencia organizada, el terrorismo y otras amenazas a la seguridad humana.” Kofi A. Annan.

La corrupción no es inevitable. Es necesario redoblar los esfuerzos para combatirla en todos los frentes. Con este fin, debemos participar activamente en el desarrollo y la cooperación internacional en la lucha contra esta lacra.

La corrupción es un círculo vicioso en los países pobres, pero en España, considerado país rico, en plena euforia constructora y especuladora, esa riqueza alimentaba la corrupción de los más ricos y poderosos del país.

En este caso no es la pobreza, es la avaricia, la falta de ética y de escrúpulos que permitieron que los tentáculos de la corrupción se fuesen extendiendo por toda la geografía. Así, a medida que una minoría se enriquece y multiplica fraudulentamente los millones de su patrimonio, la mayoría pierde derechos y se empobrece, al mismo ritmo que se priva al Estado de recursos legítimos.

Noruega, uno de los países con menor corrupción a nivel mundial, ha establecido una brigada contra los delitos económicos y descubrió prácticas que nadie sospechaba.

En España, se ocultan o se intentan disimular hechos graves de corrupción política y fiscal, financiación fraudulenta de partidos políticos o evasión de capitales, sin esperanza de ver aumentar el presupuesto de los inspectores de hacienda.

Crisis de confianza

Los ciudadanos esperan que sus representantes se muestren como ejemplo en términos de integridad, pero ven a los políticos mirando más por el interés personal que por el general y junto con la corrupción son los motivos de la crisis de confianza de la población en sus instituciones.


Llevamos tiempo hablando de la moral en la vida pública; ha llegado el momento de actuar con rapidez y contundencia. Nuestros líderes políticos harían bien en poner en marcha un gran plan nacional de acción para fortalecer la ética y la lucha contra la corrupción en la vida pública a todos los niveles. Este plan debería contener condenas ejemplares para los corruptos y medidas para prevenir y evitar la corrupción.

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