jueves, 7 de enero de 2016

Que nos deja 2015, que nos reserva 2016…


Al comienzo de un año nuevo, es costumbre hacer balance del año anterior. Casi todos los medios de comunicación lo hacen.

Mirando en el retrovisor, antes de mirar al futuro, aparecen imágenes del 2015 que no incitan al optimismo ni a la alegría. En ese retrovisor vemos columnas de refugiados sobre todas las rutas de Europa, atentados terroristas, desahucios, despidos, las calles llenas de mendigos, seres humanos buscando comida en la basura, guerras… Imposible decir si en 2016 veremos menos lágrimas y menos dramas…

En España, gracias a las concertinas y en contra de los derechos humanos, mantenemos los refugiados a raya. La aparente empatía del gobierno de Rajoy y de la UE, tras la muerte del pequeño Aylan Kurdi, mira para otro lado y decenas de Aylan muertos son arrojados por el mar cada día a las playas ante la indiferencia del mundo. A ver que pasa este verano con los turistas tomando el sol…

En la parte económica, a pesar del optimismo del gobierno de Mariano Rajoy, muchas familias siguen siendo desahuciadas y otras muchas tiemblan hasta llegar a fin de mes. Este año la sequía se instaló en la península, pero no es igual de trágico sudar que llorar…

Para España, 2015 fue un año de importantes sobresaltos políticos. En las elecciones autonómicas el PP, por su política errática y autoritaria, perdió la mayoría del poder cosechado cuatro años antes. En Cataluña, Artur Mas dejó de ser un líder para convertirse en un monigote con el que juega la CUP, pasó de ser admirado a dar pena, de ser líder a cadáver político. Los catalanes se preparan para votar una vez más.

Las elecciones generales del 20D convirtieron en un laberinto la gobernabilidad del país. El Gobierno del PP, después de ningunear e insultar a los socialistas durante más de 4 años, busca desesperadamente un pacto con ellos. Es su sola manera de poder gobernar.

Los principales partidos políticos españoles, dirigidos por oligarquías, más preocupadas en conservar sus privilegios que en el interés general, perdieron sus votantes sin darse cuenta que estos ya no soportan ni su arrogancia ni sus privilegios.

Mientras la mayoría de los ciudadanos se aprietan el cinturón, ellos aumentan sus suntuosos privilegios y su bienestar, en muchos casos gracias a la corrupción, unas veces por corruptos otras por favorecerla o ignorarla.

En estos cuatro años, caracterizados por autoritarismo y arrogancia, el Gobierno del PP, abusó de la mayoría absoluta, hizo soportar el peso de la crisis a la clase media que asiste, resignada, a la pérdida del estado de bienestar por el que luchó durante muchos años.

La legislatura del PP quedará marcada por una corrupción sin precedentes,  un vasto programa de recortes, la subida de impuestos y perdidas en el estado de bienestar. Un programa de austeridad soportado con mucho sufrimiento por la clase media. Y ahora que?

Esta España del 2016, sin mayorías en las urnas, espera inquieta y amordazada decisiones de una clase política incapaz de aportar soluciones a los problemas de los ciudadanos. En esta tesitura el Reino se dirige a nuevas elecciones, a menos que los partidos pacten lo que dijeron que no pactarían. A ver si todas esas nuevas cabezas traen nuevas ideas…

Con las bolsas en caída libre, el 2016 se anuncia peligroso, pero eso no debe impedir a los que decidieron querer gobernar la nación, hacer prueba de audacia y ambición.

Los españoles sueñan con una nueva legislatura más entusiasta y con mejores perspectivas. La presión fiscal y la importante pérdida del poder adquisitivo afectan a la moral de los españoles. Es necesario encontrar nuevas fuentes de empleo y aumentar los salarios.

Los recientemente elegidos, deberían lanzar urgentemente un proyecto socioeconómico innovador y portador de desarrollo económico de calidad, destinado a acercarse a los países más avanzados de Europa, más rentable que inversiones en infraestructuras innecesarias y ruinosas, un proyecto capaz de federar a todas las fuerzas políticas.

España tiene que disminuir el retraso en altas tecnologías y reforzar su atractividad para atraer empresas innovadoras, apostar decididamente por actividades de alto valor añadido, como la biotecnología, la electrónica, el medioambiente… A medio y largo plazo esto hará ganar fuerza al país y disminuiría la dependencia de los poderosos como Alemania… Es ahí donde se sitúa el verdadero desafío  español!

Un proyecto de gran envergadura, visionario, solo se puede lanzar con un Gobierno fuerte y unido, apoyado por un Parlamento responsable, crítico y constructivo, que actúa sin dogmatismo y pensando más en el interés de la patria que en el del partido, ese es el verdadero patriotismo! Un proyecto vanguardista, sin miedo a los cambios, mejoraría la vida de los españoles y el estado de bienestar.

Que este año nuevo traiga a los gobernantes españoles unos granos de audacia, que se atrevan a plantarlos, regarlos, cultivarlos, con paciencia y pasión, eso favorecerá una vida mejor a los españoles… Feliz 2016


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