Al comienzo de un año nuevo, es costumbre hacer balance del año anterior. Casi todos los medios de comunicación lo hacen.
Mirando en el retrovisor, antes de mirar al futuro, aparecen
imágenes del 2015 que no incitan al optimismo ni a la alegría. En ese
retrovisor vemos columnas de refugiados sobre todas las rutas de Europa,
atentados terroristas, desahucios, despidos, las calles llenas de mendigos, seres
humanos buscando comida en la basura, guerras… Imposible decir si en 2016
veremos menos lágrimas y menos dramas…
En España, gracias a las concertinas y en contra de los
derechos humanos, mantenemos los refugiados a raya. La aparente empatía del
gobierno de Rajoy y de la UE, tras la muerte del pequeño Aylan Kurdi, mira para otro lado y decenas de Aylan muertos son
arrojados por el mar cada día a las playas ante la indiferencia del mundo. A
ver que pasa este verano con los turistas tomando el sol…
En la parte económica, a pesar del optimismo del gobierno de
Mariano Rajoy, muchas familias siguen siendo desahuciadas y otras muchas
tiemblan hasta llegar a fin de mes. Este año la sequía se instaló en la
península, pero no es igual de trágico sudar que llorar…
Para España, 2015 fue un año de importantes sobresaltos
políticos. En las elecciones autonómicas el PP, por su política errática y
autoritaria, perdió la mayoría del poder cosechado cuatro años antes. En Cataluña,
Artur Mas dejó de ser un líder para convertirse en un monigote con el que juega
la CUP, pasó de ser admirado a dar pena, de ser líder a cadáver político. Los
catalanes se preparan para votar una vez más.
Las elecciones generales del 20D convirtieron en un
laberinto la gobernabilidad del país. El Gobierno del PP, después de ningunear
e insultar a los socialistas durante más de 4 años, busca desesperadamente un
pacto con ellos. Es su sola manera de poder gobernar.
Los principales partidos políticos españoles, dirigidos por
oligarquías, más preocupadas en conservar sus privilegios que en el interés
general, perdieron sus votantes sin darse cuenta que estos ya no soportan ni su
arrogancia ni sus privilegios.
Mientras la mayoría de los ciudadanos se
aprietan el cinturón, ellos aumentan sus suntuosos privilegios y su bienestar,
en muchos casos gracias a la corrupción, unas veces por corruptos otras por
favorecerla o ignorarla.
En estos cuatro años, caracterizados por autoritarismo y arrogancia, el Gobierno del PP, abusó de la mayoría absoluta, hizo soportar el
peso de la crisis a la clase media que asiste, resignada, a la pérdida del
estado de bienestar por el que luchó durante muchos años.
La legislatura del PP quedará marcada por una corrupción sin precedentes, un vasto programa
de recortes, la subida de impuestos y perdidas en el estado de bienestar. Un
programa de austeridad soportado con mucho sufrimiento por la clase media. Y
ahora que?
Esta España del 2016, sin mayorías en las urnas, espera
inquieta y amordazada decisiones de una clase política incapaz de aportar
soluciones a los problemas de los ciudadanos. En esta tesitura el Reino se
dirige a nuevas elecciones, a menos que los partidos pacten lo que dijeron que
no pactarían. A ver si todas esas nuevas cabezas traen nuevas ideas…
Con las bolsas en caída libre, el 2016 se anuncia peligroso,
pero eso no debe impedir a los que decidieron querer gobernar la nación, hacer
prueba de audacia y ambición.
Los españoles sueñan con una nueva legislatura más
entusiasta y con mejores perspectivas. La presión fiscal y la importante
pérdida del poder adquisitivo afectan a la moral de los españoles. Es necesario
encontrar nuevas fuentes de empleo y aumentar los salarios.
Los recientemente elegidos, deberían lanzar urgentemente un
proyecto socioeconómico innovador y portador de desarrollo económico de calidad,
destinado a acercarse a los países más avanzados de Europa, más rentable que
inversiones en infraestructuras innecesarias y ruinosas, un proyecto capaz de
federar a todas las fuerzas políticas.
España tiene que disminuir el retraso en altas tecnologías y
reforzar su atractividad para atraer empresas innovadoras, apostar
decididamente por actividades de alto valor añadido, como la biotecnología, la
electrónica, el medioambiente… A medio y largo plazo esto hará ganar fuerza al
país y disminuiría la dependencia de los poderosos como Alemania… Es ahí donde se
sitúa el verdadero desafío español!
Un proyecto de gran envergadura, visionario, solo se puede
lanzar con un Gobierno fuerte y unido, apoyado por un Parlamento responsable,
crítico y constructivo, que actúa sin dogmatismo y pensando más en el interés
de la patria que en el del partido, ese es el verdadero patriotismo! Un
proyecto vanguardista, sin miedo a los cambios, mejoraría la vida de los
españoles y el estado de bienestar.
Que este año nuevo traiga a los gobernantes españoles unos
granos de audacia, que se atrevan a plantarlos, regarlos, cultivarlos, con
paciencia y pasión, eso favorecerá una vida mejor a los españoles… Feliz 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario