domingo, 29 de julio de 2012

UN NUEVO CRAC FINANCIERO Y LABORAL

Después de la explosión de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera a finales de 2007, la economía mundial vive en una dulce, somnolienta y engañosa calma, esto sería el presagio de una tormenta que tendrá lugar a principios del año que viene.

La economía americana irá empeorando a medida que avanza 2013, es lo que adelantó Peter Schiff, economista americano reconocido por haber adelantado la crisis actual.

Un crac, difícil decirlo con exactitud, se producirá en Estados Unidos en 2013 o 2014 a más tardar. El hundimiento de la economía en 2008 sería un paseo por el parque, comparado a este”
La culpa sería de la Fed, que manipula los tipos de interés  y debilita el dólar para estimular la economía con crédito gratuito.

Según Peter Schiff, después de la crisis financiera de 2008, el gobierno solucionó el problema imprimiendo billetes, reflotando los bancos y sosteniendo el mercado inmobiliario. Aumentó la deuda en miles de millones para poder comprar cosas que no podían ofrecerse. Según este economista, los planes de relanza solo consiguieron retrasar la fecha del derrumbe.
Cuando la crisis financiera llegue de este lado del Atlántico, la tormenta que provocará sobre los mercados y la economía real, será tan grande, que eclipsará la crisis de la deuda europea. Eso será el castigo por haber fabricado tantos billetes y manipular los tipos.

¿Y España que hará en medio de esa tormenta? Inmersa en el círculo infernal, al que nos metió el gobierno del PP, con el consumo interno por los suelos, recortes, subida de impuestos y tasas, disminución de ingresos, aumento del paro y vuelta a empezar.
La política errática de Rajoy y su gobierno recortando la inversión en I+D+I nos lleva al desastre. ¿Qué podemos exportar?, ¿cómo podemos competir con los productos tecnológicos a alto valor añadido de los alemanes, suizos, japoneses, americanos, franceses…?

Si alguien piensa que el turismo nos sacará del apuro está loco, en un contexto tan desfavorable eso repercute en todos los países y ese mercado también caerá.
El desastre actual y el que se avecina es producto del liberalismo más brutal, el que supuestamente nos llevaría a las cotas más altas del estado de bienestar, porque supuestamente es el único sistema que lo garantiza, al menos es lo que nos quieren hacer creer los especuladores de la derecha. Este desastre es la demostración del fracaso de un sistema que fagocita a quienes producen su riqueza.

Esos resultados están en contradicción total con los principios mismos de la teoría liberal.

Lo que supuestamente encarna el triunfo del liberalismo, nos da cotidianamente la prueba de la inconsistencia del sistema capitalista.

En lugar de la transparencia de la información y de las reglas del mercado para todos los actores económicos, la opacidad concertada que solo beneficia a las minorías ricas.

En lugar de una vitalidad económica, que se supone favorece un descenso de impuestos, se desarrolla un paro paralizante o un trabajo precario y la confiscación improductiva de la riqueza por un puñado de millonarios especuladores.

En lugar de una mejora global del nivel de la calidad de vida, una precarización creciente de la mayoría de la población.

En lugar de una economía de libre competencia, fusiones de grandes empresa para eliminar la competencia, dominar los mercados e imponer los precios.

Los resultados realmente obtenidos son sistemáticamente los mismos: ineficacia económica, degradación del interés general, saqueo de la economía por los poderosos y la obligación de los trabajadores a rescatarla, debilitamiento de la democracia…

Los ciudadanos tenemos que luchar contra la desinformación, revelarnos contra las injusticias, convencernos de nuestro poder de consumidores y de la fuerza que nos puede dar un boleto de voto. Tenemos que aprender a pensar sobre lo que realmente nos conviene a nosotros y las consecuencias futuras de un voto.

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