Europa del sur sufre con la cura de
rigor a la que está sometida y las huelgas que paralizaron los países más
frágiles de la zona Euro, recuerdan una evidencia: es preferible pedir
sacrificios al pueblo antes de que la crisis económica sea insoportable.
Los sindicatos hicieron una
demostración de fuerza, llamando al pueblo a revelarse y protestar contra los
recortes y la pérdida de estado de bienestar, juzgando como desastrosa la
política de la Unión europea y los Estados miembros.¿Tienen los Estados otras alternativas, que las de romper la espiral infernal de dejar degradar las cuentas públicas de los países del sur de Europa? Los gobernantes no pueden, evidentemente, dejar degradar hasta el infinito las cuentas públicas, para no obligar a las generaciones futuras a pagar nuestros créditos e hipotecar durablemente el futuro.
Lo importante es saber repartir el esfuerzo. Los poderes públicos tienen que darse cuenta que no pueden asfixiar la clase media que ya se está quedando sin aire.
La austeridad hay que saber dosificarla, a altas dosis se convierte en veneno. El rigor económico mata al enfermo en lugar de curarlo. No se le puede apretar más el cinturón al que solo le queda un bocado de pan que llevar a la boca.
Los gobiernos deben pensar en el modelo económico y social para poner en marcha la maquinaria de producción.
Ciertos economistas, algunos del mismo FMI, ya piensan que la austeridad es contra productiva. Algunos reclaman programas de inversiones.
Bajar los salarios no ayuda a estimular el crecimiento, sobre todo cuando las tasas e impuestos aumentan y el paro se dispara. Primero hay que crear empleo y, si los Estados deben pensar en alternativas innovadoras, lo fundamental aún tiene futuro.
Europa debe creer en su industria, reconquistar un sector que está dejando escapar hacia otros países, hay mercados que conquistar, otros a inventar. La industria tiene una especial importancia al ofrecer puestos de trabajo a una mano de obra diversamente cualificada, tanto a hombres como mujeres que hoy se desesperan en el paro.
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