Economistas, tertulianos especialistas y políticos, hace dos años nos predecían el final de la crisis y hasta la dibujaban. Unos en V, los más pesimistas en U, otros en W.
El PP, clamaba por elecciones anticipadas. Nos decían que solo con llegar al poder esto cambiaría.
Esteban González Pons nos prometía tres millones de puestos de trabajo, ahora que por fin llegó al poder, en lo referente a la creación de empleo nos pone miles de parados más y puntos de ???
Lo mismo nos decía Ignacio Diego en Cantabria, pero casi dos años después de gobierno, el presidente Diego, en lugar de puntos de interrogación pone 9000 personas paradas más.
En una carta que nos mandó antes de las elecciones nos pedía lo siguiente: “Te propongo que votes en serio. Pensando en las personas que no tienen empleo y en los otros miles que cada noche se van a la cama pensando si el suyo estará en riesgo también”.
El paro en Cantabria batió un nuevo record. Yo me pregunto ¿que pensaran Ignacio Diego y la gente que le voto en serio cuando se van a la cama? ¿Pensaran en porque a Cantabria le bajaron la nota las agencias calificadoras, desde que gobierna el PP? ¿Pensaran en las 9000 personas que trabajaban con el PSOE y quedaron en paro con el PP?.
MENTIRAS Y MANIPULACIONES
Vivimos en una mentira magistral, un señuelo, una impostura. La extinción del trabajo, que nos presentaban como una crisis coyuntural es al contrario una mutación de sociedad y de civilización. Dicho de otra forma, no hay ni habrá trabajo, en el sentido empleo/salario, para todos.
El trabajo sigue siendo un valor sagrado, pero no hay bastante para todos, es dramático. La gente está humillada, culpabilizada, cada vez más explotada, atrapada en ese círculo vicioso que va del miedo a la vergüenza: miedo de perder el trabajo, vergüenza por encontrarse en paro.
Pronto nos preguntarán si preferimos estar en el paro o ser pobres trabajando, es una tragedia, por primera ved en la historia no se necesita a la gente.
La hegemonía del poder del capital nos hace pensar cada vez más en la llegada de un régimen totalitario, se ponen o se quitan dirigentes políticos, según convenga, sin pasar por elecciones.
Algunos bien intencionados intentan enfrentar privados y funcionarios, denigran a los sindicatos, focalizan los males del paro en los inmigrantes.
Estamos viviendo en una especie de sistema totalitario en el que el paro se convierte en factor de cohesión social.
Sería el momento en que las víctimas dejen de jugar el juego de los dictadores de la economía y empiecen a pensar en los mismos términos de aquellos que producen su angustia.
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