El incendio aún no se apagó, pero los bomberos ya apuntan con la manguera en la buena dirección para contener el fuego.
Esta imagen puede resumir la intervención del Banco central europeo.
Como todos los primeros jueves de mes, los gobernadores de los bancos
centrales de los 17 países de la zona
euro se reunieron en Frankfort para decidir sobre el futuro de la crisis del
euro.
En España se esperaba, con ansiedad, que dieran un golpe de efecto para
detener la crisis y ayudarnos a salir del callejón sin salida al que nos
conduce la política de austeridad que agrava más que mejora esta situación.
Lo que rechazaba hasta ahora, el BCE decidió aceptarlo, comprar deuda
pública para hacer bajar los tipos de interés. Solo Alemania aparentemente no
aceptó la decisión, pero sin bloquearla.
El BCE, no comprará todas las deudas, solo lo hará a corto plazo,
obligaciones a menos de 3 años. Este es un gran paso ya que la bajada de
intereses a corto plazo permitirá a España financiar su deuda a largo plazo a
intereses ventajosos. Esta medida podría disuadir por un tiempo a los
especuladores.
Este rescate tiene condiciones. El Estado que quiera estas ayudas,
tiene que pedirlas al Fondo de Ayuda Europeo, ayudas que van condicionadas a la
aplicación de un plan de reformas y esto es lo que hace dudar a España e Italia
en dar ese paso.
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