La conferencia de Lima sobre el
clima terminó con un compromiso que preserva lo esencial: el acuerdo sobre una
hoja de ruta.
Para conseguirlo, los 196
países que participaron en esta conferencia durante 15 días tuvieron que jugar
la prórroga.
Una falta de acuerdo hubiese
sido una mala señal antes de la Conferencia de Paris del próximo año, que
debería conducir a un acuerdo internacional vinculante sobre el cambio
climático en 2020, pero eso aún está lejos, muy lejos…
Cuando recuerdo, lo que escribía lunes, 12 de diciembre de 2011 en esta entrada del blog: http://raulcortes.blogspot.com.es/2011/12/acuerdo-sobre-el-clima-todo-por-hacer.html, poco nuevo bajo el cielo de nuestro planeta, enfermo terminal… A la vista de los resultados me veo escribiendo casi lo mismo…
El acuerdo al que se llegó en
Lima, supuestamente, debe preparar el camino para la Conferencia de París. El
camino está lleno de maleza y no contiene ningún acuerdo vinculante.
Todos los países fueron
“invitados” a proporcionar, hasta marzo 2015, la lista de sus compromisos de reducción
de emisiones de gases a efecto invernadero, la causa del calentamiento global.
Llegados a este punto, estos compromisos dependerán de la buena o mala voluntad
de cada país.
La ausencia de coacción y de
una autoridad encargada de controlar la realidad de los compromisos, hace
pensar que los esfuerzos no estarán a la altura de los desafíos.
Los expertos en cambio
climático lanzaron la alarma en septiembre último, confirmaron sus hipótesis y
anunciaron que todo se agravó.
El objetivo de mantener el
calentamiento en 2 grados suplementarios, umbral juzgado peligroso, no será
mantenido a menos de un vuelco inmediato y enérgico en la contaminación
climática.
Al contrario, las emisiones de
gases se han acelerado, alcanzando un ritmo sin precedentes. Las buenas
intenciones y compromisos vagos ya no son suficientes.
El calentamiento global no es
para mañana, ya es una realidad del presente. El año que se termina será el más
cálido desde el siglo XIX. Sobre todo el planeta se multiplican las
consecuencias del cambio climático.
Las regiones húmedas están
expuestas con más frecuencia a lluvias torrenciales y las regiones áridas a más
sequías. Esta realidad planetaria, no impide a los países ricos y en vía de
desarrollo pasarse la patata caliente.
Los primeros tienen una
responsabilidad histórica en el calentamiento global, los segundos, grandes
contaminadores como son China o India, se hacen los tontos para proteger su
desarrollo.
La urgencia climática es tal
que no se puede permitir el juego del gato y el ratón, es irresponsable.
Esperemos que Lima haya salvado los muebles y París salve el clima.
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